


En 1630, en Nueva Inglaterra una familia de cristianos con cinco
hijos es expulsada de su aldea y obligada a instalarse en las
inmediaciones de un bosque. Las desgracias empezarán a perseguir a
los colonos de inmediato desde que su hijo menor desaparece en
extrañas circunstancias, y así los terroríficos acontecimientos
comienzan a precipitarse: los niños atribuyen la desaparición a una
bruja que devora bebés sin bautizar, las cabras en lugar de leche
dan sangre, un macho cabrío negro se comportará de forma violenta
irguiéndose sobre sus patas traseras, los siniestros gemelos
hablarán constantemente de una presencia que ellos llaman Phillip el
Negro,y todo esto bajo la omnipresente imagen del perturbador bosque.
La bruja consigue transmitir un miedo completamente primitivo
e irracional, casi animal, el miedo a lo desconocido y al propio
miedo, algo que encuentra su máximo exponente en el ambiente de
oscurantismo que retrata la película, ya que la falta de cultura y
la represión religiosa es el principal detonante de todos los
horrores que se narran. La naturaleza es representada como el origen
del mal, el diablo se muestra a través de ella y atormenta a los
humanos, que son débiles y se refugian constantemente en la
religión, ya que todo aquello que les sucede escapa a su comprensión
y, por lo tanto, les resulta imposible de combatir.

Robert Eggers demuestra tener una extensa cultura cinematográfica en
el género del terror, y se deja notar en su obra, que tiene ecos de
Häxan La brujería a través de los tiempos de Benjamin
Christensen por su tratamiento de lo desconocido, de Vampyr de
Carl Theodor Dreyer con la representación de la pesadilla, y del
Bergman de La hora del lobo en su inquietante desarrollo. La
dirección de Eggers es simplemente soberbia, sabe conjurar todos los
elementos para lograr la evocación constante del más profundo
horror, la tensión subyace en cada uno de sus fotogramas desde que
da comienzo la cinta, y tiene escenas tan escalofriantes que perduran
en la retina del espectador mucho después de haber finalizado el
film. El reparto al completo brinda unas magníficas
interpretaciones, pero por encima de todos ellos destacan Harvey
Scrimshaw, y muy especialmente Anya Taylor-Joy, cuya actuación no
decae ni en las escenas más difíciles, aguantando a la perfección
primeros planos y gran parte del peso de la cinta. La música está
presente en muchas de las escenas más terroríficas de La bruja,
sin embargo no se utiliza como un recurso fácil para enmascarar
carencias de otros apartados, sino que representa el perturbado
devenir de los pensamientos del espectador ante los horrores que está
presenciando. A nivel visual la película despliega todo su
potencial, su fotografía se encarga de evocar los peligros ocultos
que permanecen en continuo acecho, el miedo y el desamparo que
sienten sus personajes, ya sea mediante sus siluetas emergiendo de la
oscuridad del bosque como iluminados por una pequeña vela, como si
se tratasen de los nobles de Barry Lyndon o personajes de un
cuadro de Caravaggio.

La bruja se erige como una obra maestra absoluta, perturbadora
y contundente, un retrato escalofriante del miedo, de la superchería,
de la presencia del diablo y del horror más profundo. Tanto es así
que se sitúa en el podio de su propio género, como una de las
mejores películas de terror de la historia del cine, un lugar
privilegiado y reservado solo para títulos tan excepcionales como el
Suspense de Jack Clayton, y es que así de poderosas e
impactantes resultan las hipnóticas y evocadoras imágenes del
infierno que nos trae Robert Eggers.
Mi puntuación: 10/10
¿Nadie va a comentar que la película trata el tema de la violación de un padre a su hija?
ResponderEliminarEsa teoría te la dejo a ti, para que puedas desarrollarla en todo su esplendor
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