Antes de que empieces a leer, quiero aclarar que ni soy crítico de cine, ni pretendo serlo. Si en este post encuentras cualquier atisbo de spoiler, te pido disculpas de antemano. Espero que disfrutes la lectura.
Tras dos primeras entregas que me dejaron fascinados, al fin vuelven los Mercenarios para repartir golpes y tiros como sólo ellos saben. Esta tercera entrega, repite ese estilo característico que nunca pasará de moda.
Tras sacar de la cárcel a un antiguo miembro de los Mercenarios, Barney descubre durante una misión, que Stonebanks, al que creía muerto, está vivo y coleando. Durante dicha misión, uno de los Mercenarios resulta herido de gravedad, por lo que Barney decidirá jubilar a los integrantes del grupo, un poco ya mayores, y conseguir un nuevo equipo para la siguiente misión.
El casting, como siempre en esta saga, es uno de los reclamos principales.
Barney, líder del grupo, es interpretado por Sylvester Stallone. Cuando se habla de ciertas películas, es muy difícil opinar sobre el nivel de interpretación de ciertos actores, ya que no es lo fundamental en ellas. Por eso, el papel de Stallone, de tipo duro pero con sentimientos, no se puede valorar, así que pasaré a valorar el personaje.
La evolución durante la saga de este personaje ha sido bastante clara. En la primera lo veíamos como el tipo más duro de todos, pero con el paso de las películas nos han mostrado que, cada vez que se pierde a un miembro de los Mercenarios, Barney sufre como el que más. Ese es su punto débil.
Arnold Schwarzenegger, encarnando a Trench Mauser, vuelve a coincidir con Stallone tras Escape Plan. Es curioso ver lo amigos que son ahora cuando en la década de los 80, se llevaban como el perro y el gato. Este personaje es simple cameo, aunque es bastante gracioso ver que, a su edad, sigue intentando ser ese hombre de acción que fue, y lo que le cuesta hacerlo.
Es una pena que los veteranos Lee Navidad, Yin Yang, Gunner Jensen, Toll Road y Hale Caesar, a los que interpretan Jason Statham, Jet Li, Dolph Lundgren, Randy Couture y Terry Crews respectivamente, pierdan un poco de protagonismo para dar paso a esos nuevos y jóvenes Mercenarios. Aunque aún así, con sus escenas se siguen disfrutando.
Wesley Snipes es Doctor Muerte, al que salvan de la cárcel para que se reincorpore al equipo. Es muy gracioso ver los guiños de este personaje, como el hecho de que estuviera en la cárcel, algo que le ha ocurrido al propio Snipes. Wesley Snipes es capaz de dar carisma a un nuevo personaje que no aporta nada especial ni nuevo.
Los nuevos Mercenarios están formados por John Smilee, Luna, Thorn, Mars y Galgo.
Pese a que alguno de ellos tiene bastante potencial, quedan muy por debajo de los antes nombrados.
El más destacado de todos ellos es Galgo, al que interpreta Antonio Banderas, al que, como ya comenté en Machete Kills, le queda muy bien los papeles cómicos, y es el que más risas provoca.
Quien contrata al equipo es Harrison Ford en el papel de Max Drummer, un agente secreto que trabaja para el gobierno. A Ford puede que sea al que más mayor se le ve, aunque, como Schwarzenegger, intenta demostrar que aún es un hombre de acción.
Y como el villano Stonebanks tenemos a Mel Gibson. Parece que Mel Gibson le ha cogido gusto a esto de hacer villanos, aunque en esta se le ve más entregado que en Machete Kills. Su personaje está muy bien elaborado, y me ha gustado su trama interna.
Una pena que en esta ocasión no hayan podido contar ni con Bruce Willis ni con Chuck Norris, pues eran dos actores que daban bastantes toques de humor que mejoraban la cinta. Esperemos que para próximas entregas vuelvan.
Comentado todo este ochentero casting, poco queda por comentar sobre guión o dirección, pues, aunque rodar estas escenas de acción con tantos tiroteos y bombas con tantos cambios de cámara no debe ser trabajo fácil, si es cierto que no es algo especial por lo que pararse a comentar. La trama está bastante bien elaborada y tiene más sentido incluso que las dos primeras, y aunque le cuesta arrancar en los primeros compases, cuando arranca mete el turbo y no para.
La banda sonora es excelente y te sumerge totalmente en esas escena épicas que nos quiere brinda la película.
Pese a que sus predecesoras están por encima, destacando la segunda parte, esta no se queda muy atrás y nos ofrece entretenimiento y acción durante lo que dura la película.
Está claro que si buscas un argumento totalmente sólido, con unas interpretaciones de Oscar y con unos planos artísticos, esta no es tu película. Pero si, como los que fuimos a verla al cine, quieres pasar un rato lleno de adrenalina y humor, te recomiendo la saga completa.
Una curiosidad: Jason Statham sufrió un accidente en el que casi muere ahogado. Al día siguiente de rodaje, el actor apareció como si nada hubiese pasado.
Una frase con la que me quedo: "Es un pedazo de negro con una lancha."
Mi puntuación: 7/10
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