Jorge Guerricaechevarría, Alex de la Iglesia (Remake: Paolo Genovese, Filippo Bologna, Paolo Costella, Paola Mammini, Rolando Ravello)
Ángel Amorós
Telecinco Cinema / Nadie es perfecto / Pokeepsie Films / Mediaset España / Movistar+
Siempre me ha gustado Alex de la Iglesia. Creo que, normalmente, entiendo sus películas, lo que me quiere transmitir. Tengo entre mis favoritas a El día de la Bestia, e incluso me emocioné con La chispa de la vida, su obra que menos conocida. Me lo he pasado muy bien con su última película, pero creo que me ha pasado algo que nunca me había pasado: hay cosas que no me quedan muy claras. Pero no nos adelantemos.
En la noche del eclipse de la Luna de sangre, un grupo de amigos se reúne para cenar. Durante la comida, deciden jugar a un juego que cambiaría la velada, y sus vidas: dejar los móviles encima de la mesa y leer en voz alta cada mensaje que reciban.
Viendo la película, disfruté muchísimo con esta idea. El juego me pareció genial, pero durante el visionado, y sobre todo, luego reflexionando, me he dado cuenta de que, a pesar de ser un planteamiento muy actual, el director no ha sabido sacarle toda la chicha que podría tener, y es posible que en algunos momentos se quede en la superficialidad. Aún así, me parece muy arriesgado meter por fin este tipo de elementos a la narrativa del cine, como los WhatsApp, de los que los autores parecen huir, ya que, con un WhatsApp se habrían solucionado muchas películas, tanto antiguas como actuales.
El elenco de actores, que es de lo que más puede presumir la película, junto a la dirección, está excelente. Al salir del cine, mis amigos y yo no estábamos de acuerdo con la actuación de algún que otro actor, por ejemplo, Ernesto Alterio, que, aunque siempre haga un papel muy parecido, a mí me hizo gracia su interpretación, mientras que a mis amigos no.
Creo que todos coincidimos en algo: el peor de la película es Eduardo Noriega, con un personaje muy soso, que no encuentra su personalidad en ningún momento, siendo colapsado por el resto en cada escena.
Y los que más destacan, sin duda, son Belén Rueda y Eduard Fernández. La pareja se lleva las mejores escenas de la película, aunque la atención quiera ser llevada hacia otros personajes. Tanto el uno como la otra están redondos en cada momento, diciendo con una mirada mucho más que Noriega con un discurso.
Pese a tener un guion muy dinámico y ágil, tiene muchos momentos en los que no me deja claro su intención. No sé si, cuando algún personaje suelta algo un poco pasado de rosca, lo hace para crear al personaje, o lo usa como comedia. Quiero pensar que de la Iglesia es una tío guay, así que me quedaré con lo primero.
Y una vez más, Alex de la Iglesia nos demuestra lo que es capaz de hacer con la cámara. Todas los planos parecen decirte algo. Me quedo con dos momentos, para mí, esenciales para entender el universo del director: cuando todos se sientan a la mesa y empiezan a discutir sobre el uso del móvil, con un movimiento circular de cámara que te mete en la situación de lleno; y el momento "pelea" entre dos personajes que acaban en el balcón de la casa y la camara se aleja, mostrándote la altura, y diciendo: "soy Alex de la Iglesia, me atrevo a tirarlos si quiero". Genial.
A de la Iglesia siempre se le ha tachado de desinflarse en los finales, y creo que esta película es una muestra muy clara de cómo dejarte frío con un final. Me dejó un poco la impresión de que, a pesar de haberte medio preparado para ello, el final estaba un poco obligado, como queriendo terminar de alguna manera.
A pesar de todo, recomiendo el visionado de la misma, pues pasé un buen rato en el cine, y me reí más de lo que esperaba.
Mi puntuación: 7/10
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