La Perfección (2019)




Vamos a ver.
Vamos a hablar de The Perfection, o La Perfección, o Dos Lesbianas en apuros, como querías llamarla.
La cosa es que esta nueva película original de Netflix ha sido todo un descubrimiento, que me ha dado mucho más de lo yo esperaba. Sobra decir que habrá spoilers ahead, así que si no queréis saber más, ved la peli antes de seguir con el análisis.


Esta opinión va dedicada a Rosana.




Lo primero que supe de esta película es el género en el que la han enmarcado: terror lgtb. Con esta etiqueta, poco podía salir mal. Creo que sabe perfectamente a qué público se dirige, y saca provecho de esto. Me explico:

La película nos muestra, en un primer arco argumental, la admiración entre dos mujeres. Esta admiración viene de tiempo atrás. Ambas son músicas, tocan el contrabajo (y yo parao), aunque una de ellas ya no lo hace profesionalmente, pues debe cuidar a su madre enferma. Estas dos muchachas, cuando se conocen, empiezan a tontear como si no hubiera un mañana. El shippeo es real. Y creo que la química que hay entre las dos es una de las mejores cosas que tiene la película. El desarrollo de esta relación no es nada forzado, todo parece muy natural y orgánico, en parte, gracias al gran trabajo de ambas actrices, en parte, gracias a la dirección. La escena en la que ocurre su primera relación sexual es preciosa, pues nos van enseñando, a su vez, la primera vez que tocan el instrumento juntas. La mezcla de ambos sucesos es perfecta, sobre todo con ese final orgásmico que coincide con el final de la canción. Mis dieses. Además, la película no abusa de imágenes mega sexualizadas, todo es bastante sutil. Siendo una producción de Netflix, creo que es sorprendente. Les gusta sacar más una teta que a los de Callejeros cuando van a la playa (to añeja la referencia).




Cuando toda esta relación está tan bien creada y tan bonita y todos somos felices: ¡ZASCA!, primer plot twist. Una de ellas cae enferma, y parece que es por un virus que se ha expandido por Tokio (lugar en el que se encuentran). El cliché de las enfermedades virulentas en Asia es evidente, pero creo que la película usa más de un cliché, pero ya hablaremos de eso luego.
 Hasta ahora, solo habíamos estado dentro del género lgtb, (si es que eso puede ser un género, pero whatever), y ahora es cuando empieza el de terror, aunque creo que dura poco. La parejita enamorada y feliz, se va de viaje en un bus con más mierda que una mano, y es entonces cuando una de ellas, la contrabajista profesional, (si no se llama así lo suyo, no sé cómo, la verdad), empieza a manifestar síntomas muy fuertes de este virus que ha debido coger en algún momento. Llegamos a la escena más agobiante de toda la película, pues entre la enfermedad y la confusión de no entenderse con la gente del bus (recordad que están en japón, y al parecer, allí no tienen exámenes de Cambridge), el lío que se monta es espectacular, resultando en un final muy muy loco: la enferma, impulsada por su nueva novia, decide cortarse la mano con un pedazo de cuchillo que esta llevaba casualmente encima.




Pero es aquí donde vemos el segundo gran plot twist, o giro dramático, que igual me estoy pasando con los anglicismos: resulta que todo había sido un engaño de la que no es música porque, al parecer, le tenía una envidia que se moría, porque ella tuvo que dejar su carrera musical para cuidar a la madre y la otra ha sido muy feliz con la vida que ella querría haber tenido. Una cosa muy rebuscada que me hace volver a pensar en esos clichés o más bien esas películas de las tardes de Antena 3 en las que todo es muy perverso y retorcido. Como he dicho antes, creo que la película usa estos elementos para jugar con el espectador, y que este tipo de giro loco no es más que un elemento narrativo que está usado de manera magistral.




He de decir que me esperaba que la muchacha no música (debería mirar los nombres de los personajes), se volviera loquita en algún punto de la trama, por dos razones:
La primera: la película me la han vendido como una película de terror, y no de catástrofes o zombis, por lo que con lo del virus no me iban a engañar.
La segunda: la actriz es la misma que la película Get Out, y (spoilers ahead) su papel es el mismo: una chica modelo y súper buena con su pareja que al final resulta que todo lo hacía porque tenía un propósito oculto y perverso. 




A mí no me engañas, chica, jeje te tengo caladita.





Eso pensaba yo y estaba súpèr feliz y convencido. Hasta que aparece el tercer plot twist de la película y hace que todo tenga un sentido muchísimo más trascendente de lo que parecía que iba a tener: resulta que todo lo que ha hecho no ha sido por envidia, sino para salvar a la guitarrista (cambiándole el instrumento porque contrabajista es mu feo), de las garras del director de la escuela mega importante y privada en la que ambas se han formado.
Resulta que para alcanzar la perfección ("¡Ha dicho el título! jaja, qué gracioso es Tom Hanks"), el cabrón del director y los cabrones de los profesores abusan de las niñas si fallan una sola nota. Un procedimiento que se atribuye al proyecto Mk-Ultra, del que no puedo hablar mucho o me cerrarán el blog, (Obama nos espía).




La película me tenía enganchado, y me estaba gustando, pero es aquí, en este giro, cuando me ganaron del todo. No solo la película nos habla del amor homosexual entre dos mujeres de una forma súper natural, sino que además, no contentos con ello, nos muestran una trama en la que el hombre con poder es súper abusivo y son las mujeres en sororidad, las que pueden vencerlo. Esto es explicado con otro giro de guion, pero ni me paro a hablar sobre él porque es el más evidente, aunque necesario.
Me chocó mucho la primera vez que vi las clases de música, en la que todas las alumnas eran niñas y los profesores hombres, lo tengo apuntado en mi libretita. Pero confieso que me sorprendió la peli mucho, y eso hoy día es digno de admirar. No porque yo sea el más guay y acierte todas las pelis, pero es que últimamente hay pocas cosas que sorprendan. Y eso no tiene por qué ser malo, ¿eh?, es un dato así que doy. No te agobies.




Quería resaltar la dirección. No conozco al director, pero atisbo un estilo propio que, supongo, irá desarrollando con el paso de sus nuevas películas. Los paralelismos que hace y lo bien que mezcla las escenas preciosistas con cosas más asquerosas como la caca (sí caquita fresca) o el vómito, creo que tiene un propósito. Y esos giros locos de trama me han recordado mucho a películas de los noventa, cuando la única pretensión que tenía el cine era la de sorprender y entretener a partes iguales, dejando un lado la coherencia. Porque a veces la vida es incoherente (by Albert Espinosa).




En conclusión (seguro que me he dejao mil cosas que quería decir, mierda): una película que eleva bastante la calidad vista hasta ahora en las originales de Netflix (Velvet Buzzsaw tremanda kk), y que habla de temas actuales y necesarios de una manera bastante directa, a la vez que elegante.




Nos vemos en la siguiente peli. Y recordad: las palomitas, siempre de sartén.

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