La juventud










Título original
Youth - La giovinezza
Año
Duración
118 min.
País
Italia Italia
Director
Guión
Paolo Sorrentino
Música
David Lang
Fotografía
Luca Bigazzi
Reparto
,,
Productora
Coproducción Italia-Suiza-Francia-Reino Unido; Indigo Film / Medusa Film / C-Films / Bis Films / Pathé / Number 9 Films
Género
Drama | VejezAmistad

Resulta indudable la profunda influencia que ha tenido el cine de Federico Fellini en las dos últimas obras de Paolo Sorrentino, que no sólo se deja impregnar por esa visión tan personal del excelente director italiano, sino que además continúa o adapta libremente sus obras más destacadas. Con La gran belleza, Sorrentino tenía presente en todo momento La dolce vita, puntualizando que la enorme criatura marina varada en la playa, con la que concluye la cinta protagonizada por Marcello Mastroianni, aún sigue descomponiéndose en la arena, y su presencia no deja de dominar Italia, esta vez la de Berlusconi. Aquella burguesía hedonista y nihilista que presentaba Fellini no ha muerto, aunque él mismo vaticinó su decadencia, sino que sigue perpetuándose, y al igual que Marcello Rubini, Jep Gambardella ha cobrado conciencia de esta forma de vida basada en el esperpento, los excesos y la falsedad, y se plantea si realmente quiere romper con todo esto y perseguir su verdadero sueño o si prefiere dejarse llevar por la masa. En La juventud, Sorrentino firma su particular visión de , aunque sólo toma la idea básica para terminar abordando aquellos temas que le interesan a él personalmente.



Dos viejos amigos ya ancianos pasan unas vacaciones en un hotel de los Alpes. Uno de ellos es Fred Ballinger, un prestigioso director de orquesta que echa en falta a su mujer y al que están tratando de convencer para que dirija un concierto de sus obras más representativas para la Reina de Inglaterra, y el otro es Mick Boyle, un director de cine que trata, sin éxito, de terminar el guión de la que será su última película. Ambos echarán la mirada atrás y recapacitarán acerca de todo lo que han vivido, de aquellas oportunidades que han perdido y de los errores que han cometido, y de lo que aún les queda por terminar ahora que parece que el final se acerca. Efectivamente, la idea del retiro a un hotel, o balneario, de un artista, o dos, para poder reflexionar acerca del rumbo que está tomando su vida, y cuyos problemas son un reflejo directo de aquellos que corroen a su director, está extraído directamente de . La obra maestra de Fellini es una de las películas más personales que jamás se hayan realizado en la historia del cine; en ella realizaba una confesión pública de sus inseguridades e infidelidades, y prácticamente un examen psicológico, exponiéndose al completo en un ejercicio de expiación. Cabe pensar que, de la misma forma, en La juventud su director esté hablando sobre sí mismo.

Sorrentino tiene un pulso excelente tras la cámara, resulta hipnótico y logra arrastrar al espectador por su narración sin perder su interés en ningún momento, consiguiendo mezclar pinceladas que rozan el realismo mágico con otras muy humanas y emotivas. En La juventud despliega todos sus recursos y alcanza momentos realmente hermosos, tanto a nivel visual como argumental, con imágenes tan sobresalientes y evocadoras como el momento en el que Mick se encuentra con todas las actrices a las que lanzó a la fama, y escenas tan enternecedoras como algunos de los diálogos que mantienen sus dos protagonistas. Sin embargo, y esto es algo que ocurre en muchas de las obras del director italiano, existe una pugna constante entre la pretensión vacua y la genialidad sobresaliente, lo que, como ya decía Francis Ford Coppola en el mítico documental Hearts of Darkness: A Filmaker's Apocalypse, se trata de un debate que se da en todo director que desea realizar una gran obra: si todo sale bien creará una excelente película, pero de lo contrario se caerá con todo el equipo. No es esto exactamente lo que le ocurre a Sorrentino en La juventud, pero sí que incurre en varias ocasiones en errores que lastran al conjunto sin llegar a destruirlo, y que se podrían tachar de pretenciosos.




Aquí cualquier personaje puede ser todo un filósofo y marcarse una compleja reflexión en cualquier momento, y así varios de los diálogos que se desarrollan en esta película resultan demasiado pomposos, arrogantes y con ínfulas de ser muy profundos; algunos funcionan pero otros no, llegando a rozar el ridículo. Lo que en La gran belleza Sorrentino parecía dominar a la perfección, en esta película llega a ser forzado y artificial, como si se tratase de pura fachada sin la suficiente sustancia como para alcanzar los niveles en los que se está moviendo. De esta forma, el conjunto resulta bastante irregular, conviviendo tramos excelentes con otros bastante deficientes, aunque, a la hora de hacer un balance final, la fuerza visual y las emotivas escenas que consigue le ganan el pulso a los fallos. 

1 comentario:

  1. totalmente de acuerdo con todo, en especial con el último párrafo!!
    Gracias por la ayuda. ¡Estás mejorando el blog!

    ResponderEliminar

Comenta con total libertad. Yo te responderé de igual manera.